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Porqué denuncié Eurovegas a la Comisión Europea.

Existe una pequeña diferencia entre quejarse y denunciar. Quejarse es un deporte que practicamos con frecuencia: expresamos nuestro descontento donde mejor convenga para desahogar nuestra frustración. Un carta al periódico, una llamada a la radio o una amarga entrada en un blog. Denunciar es algo un poco distinto: implica notificar a la autoridad competente el hecho que nos resulta molesto o que consideramos que vulnera nuestros derechos. No hace falta ir a la tele para denunciar algo.

Con el caso Eurovegas han corrido ríos de tinta. Las últimas noticias hablaban de que el político al mando se querella conta los que le acusan de prevaricación. Así pues, en lugar de profundizar en la amarga queja, decidí pasar a la acción… ¿puedo hacer algo como ciudadano particular?

  • Acudir a una asociación ecologista: protestan mucho, pero cada vez tengo más dudas. No me queda claro si lo que presentan como grandes logros en la lucha contra corporaciones, que pasan de ser el enemigo en el lado oscuro a los mejores aliados de la fuerza, son realmente avances en la lucha por un modelo más sostenible o campañas publicitarias virales. Ya puedes comprar este coche o esos pantalones, esta marca que señalamos con el dedo ahora es amiga. Más dudas me plantean las protestas sobre cuyo desenlace no se sabe nada.
  • Partidos políticos: se supone que están para representar la voluntad popular. Pero, independientemente del mandato constitucional que justifica la existencia de este tipo de organización, está claro que sirven para cobijar a gente capaz de tomar decisiones en contra del interés general para asegurarse un buen puesto en las compañías eléctricas cuando se acabe la legislatura. O quién sabe, en una empresa que gestiona hospitales privatizados, o de esas que montan instalaciones industriales donde solían estar los restos de un casco urbano de época romana, o de las que explotan los montes de interés público convertidos el coto privado de caza de sus amigos…
  • La Administración: podría haber recurrido a una denuncia de proximidad, pero la experiencia personal y profesional me dicen que, si bien hay muy buenos profesionales en la función pública, la capacidad de respuesta ante estas situaciones es nula. La Administración ambiental, en sus distintos ámbitos, no ha sido dotada del personal y los medios necesarios para llevar a cabo su cometido. Apenas puede asumir el día a día, como para enredarse en una cuestión tan delicada a propuesta de un ciudadano indignado. Soy consciente de que, difícilmente, mi denuncia llegaría a alguien con la independencia necesaria como para tomar medidas al respecto. Y no busco una respuesta de buenas palabras, redactada por una persona subcontratada al dictado del técnico fiel al cargo político.
  • El Defensor del pueblo: no sé como será en otras materias, pero, en medio ambiente, las quejas al defensor del pueblo sirven para hacer interesantes informes con los que se limpian el culo los responsables de incorporarlos a los procesos de toma de decisiones. Eso sí, previamente se invita al titular al cargo de la institución a inaugurar saraos en los que parezca que le tomamos muy enserio.
  • Portales de denuncia colectiva: interesante iniciativa de activismo de sofá. Si bien es cierto que parecen conseguir resultados en algunas cuestiones, para otras no resulta muy eficaz: hay tal diversidad de iniciativas dispersas recogiendo firmas contra Eurovegas… que una más no creo que aportase algo nuevo. De todos modos, no entiendo el modelo de negocio. Y tampoco me queda claro que algo que no es vinculante pueda ayudarme cuando la voluntad política juega en mi contra.

Así las cosas, tenía que explorar nuevas vías de canalizar mi frustración. Y el caso es que la legislación ambiental es bastante clara en lo que se refiere a las actuaciones que, parece, se van a hacer para que Las Vegas Sands se instale en Madrid. Y digo parece porque no hay información clara al respecto, por lo que resulta muy difícil encajarlo en el contexto de una norma concreta. Pero se me antoja que, al menos, debe pasar por la Ley 27/2006, de 18 de julio, por la que se regulan los derechos de acceso a la información, de participación pública y de acceso a la justicia en materia de medio ambiente, en la que se dice que el público tiene derecho a expresar observaciones y opiniones cuando estén abiertas todas las posibilidades, antes de que se adopten decisiones. Y esto no es un invento español, es la transposición de una directiva europea.

Adicionalmente, un plan que propone la reestructuración de una región, afectando a infraestructuras de transporte y la ordenación territorial… pues lo mismo cae (en todo o en parte, directa o indirectamente) dentro de la directiva de planes y programas. Y como no tengo información suficiente para saberlo, pues se lo he notificado a la Comisión Europea a través del procedimiento de denuncia. Según el enlace anterior, cualquier persona puede denunciar ante la Comisión una medida (legal, reglamentaria o administrativa) o práctica de un Estado miembro que considere contraria a una disposición o principio de Derecho de la Unión.

En el fondo lo que ocurre es que no me queda muy claro si realmente la operación responde al interés general o a otros incentivos. Quizá se justifique en la inquietud de alguien por colocarse en un puesto directivo de un complejo turístico cuando acabe la legislatura. Tal vez a una estrategia para captar votos. Sí parece claro que construir hoteles en una región que los cierra por exceso de oferta no es una buena idea. Igual el sector estaría en contra de la iniciativa, pero parece que le han callado la boca. También hemos leído que la gallina de los huevos de oro cada vez da menos beneficios, por lo que no parece que realmente Eurovegas sea la panacea contra el desempleo que nos quieren vender. Pues a ver qué pasa.

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