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Química sintética por encima de nuestras posibilidades

Environmental Science and Technology publica la primera evaluación de la frontera planetaria relacionada con «nuevas entidades» (productos químicos sintéticos, incluidos los plásticos) con el preocupante título “Outside the Safe Operating Space of the Planetary Boundary for Novel Entities”, es decir, que hemos superado el límite que define el espacio seguro de actuación global en lo que respecta a nuevas entidades químicas.

Estas nuevas entidades, se definen como “sustancias nuevas, formas nuevas de sustancias existentes y formas de vida modificadas”, incluyendo “sustancias químicas y otros tipos nuevos de materiales de ingeniería u organismos no previamente conocidos por el sistema terrestre, así como elementos naturales (por ejemplo, metales pesados) movilizados por actividades antropogénicas”.

Los autores afirman que la producción y los lanzamientos anuales de nuevos químicos sintéticos aumentan a un ritmo que supera la capacidad global de evaluación y seguimiento.

Concluyen que la tasa cada vez mayor de producción y liberación de volúmenes crecientes y cada vez más diversos de nuevos químicos sintéticos con diversos potenciales de riesgo exceden la capacidad de las sociedades para realizar evaluaciones y seguimiento relacionados con la seguridad de los químicos. Igualmente plantean la necesidad de volver a un entorno seguro de actuación.

En este sentido, recomiendan tomar medidas urgentes para reducir el daño asociado con la superación del límite mediante la reducción de la producción y liberación de nuevas entidades, señalando que la persistencia de muchas sustancias sintéticas o sus efectos asociados seguirán representando una amenaza.

La contaminación química es una de las nueve fronteras planetarias que limitan el espacio de actuación seguro para la humanidad. La investigación y evaluación de esta frontera pondría de relieve los riesgos para la humanidad y el resto de seres vivos y ayudaría plantear acciones para mitigarlos.

La introducción antropogénica de nuevas entidades en el medio ambiente es motivo de preocupación cuando estas entidades muestran persistencia, movilidad, dispersión y acumulación generalizadas en los organismos y el medio ambiente con posibles impactos negativos en los ecosistemas. Por otro lado, después de décadas de producción masiva de plásticos, la contaminación que causan está presente en todas partes. A lo largo de su ciclo de vida, los plásticos, causan impactos que van de las emisiones de efecto invernadero a impactos sobre la biodiversidad.

Actualmente somos conscientes de las condiciones en las que los productos químicos pueden representar una amenaza global y se ha explorado como los efectos en cascada llegarían a representar un problema a escala planetaria, por ejemplo, en el caso de los plásticos. Por ello los autores plantean la necesidad de estudiar la capacidad de carga de los ecosistemas en relación a los químicos sintéticos, así como los niveles de exposición, considerando tanto los impactos negativos como posibles efectos no conocidos.

Si bien otras fronteras planetarias se definen en función de parámetros relacionados con la variabilidad natural, en el caso de entidades nuevas, por definición, este criterio no sería aplicable, lo que complica la definición de variables de control. Igualmente hay una amplia variedad de impacto, desde efectos biológicos directos (como la disminución de predadores debido al uso de DDT y los fenómenos ecológicos en cascada), afecciones físicas (como la reducción del albedo causada por partículas) hasta reacciones químicas que no pueden ser controladas posteriores a las emisiones (como la disminución de ozono en la estratosfera por reacción con los CFCs).

En este sentido, aplicando criterios sobre la viabilidad, relevancia e integridad de las variables, los autores proponen considerar tres categorías de variables de control:

  • Tendencia en la producción de nuevas entidades: como por ejemplo volumen de producción de químicos, volumen de producción de plásticos o porcentaje de químicos disponibles en el mercado que para los que se han evaluado riesgos.
  • Tendencia en las emisiones de nuevas entidades: cantidades de sustancias peligrosas emitidas o cantidades de plásticos vertidos al medio ambiente.
  • Impactos no deseados de las nuevas entidades en los ecosistemas: toxicidad de la contaminación química o afecciones de la contaminación por plásticos a la integridad de la biosfera.

Según los autores, la tendencia en el volumen de producción de plásticos podría utilizarse como una de las variables de control.

El uso mundial de plásticos ha aumentado constantemente desde la década de 1950, con un aumento de la producción mundial del 79 % entre 2000 y 2015, está previsto que la producción mundial acumulada se triplique para 2050. Como consecuencia, el aumento de los residuos plásticos superará la capacidad de las estrategias para combatir la contaminación por plásticos a nivel mundial.

Dado que hay datos de producción de plástico disponibles en todo el mundo, se puede llevar un seguimiento continuo de los volúmenes de producción, lo que la convierte en una variable de control viable.

Por otro lado, la producción de plástico se relaciona con el consumo de materias primas: el cuatro por ciento de los combustible fósiles se utiliza para la producción de materiales plásticos y casi el 99% de las materias primas para materiales plásticos proviene de combustibles fósiles.

Adicionalmente, los plásticos son un componente de una red industrial compleja que también utiliza materias primas basadas en combustibles fósiles para producir fertilizantes industriales, disolventes y otros productos químicos.

Así pues, los plásticos están vinculados con las fronteras planetarias del cambio climático y la integridad de la biosfera, lo que hace que el volumen de producción de plástico sea un fuerte indicador de cambios antropogénicos.

Tras analizar distintas variables los autores se plantean la pregunta clave ¿Estamos superando la frontera planetaria para entidades novedosas? Y su respuesta es que, en base a la evidencia que han recopilado, afirman que actualmente hemos superado la frontera planetaria para nuevas entidades químicas. En esta línea alertan de que incluso si pudiéramos estabilizar o reducir la producción y las emisiones, los efectos debido a esta superación seguirán siendo una amenaza debido a la persistencia de muchos de estos químicos sintéticos que son persistentes y bioacumulativos.

Igualmente concluyen que, a la vista de la capacidad global de gestión, los aumentos en la producción y liberación de nuevas entidades químicas impedirán a la humanidad mantenerse en un espacio seguro de actuación.

Por ello piden (sin mostrarse ingenuos ante el reto de disminuir la generación de productos químicos y plásticos) acción inmediata -mientras se mejora la información disponible y se continúa investigando-, incluyendo reducción de emisiones de contaminantes, circularidad en las cadenas de suministro, mejoras en el diseño y el reciclaje, así como el uso de químicos seguros y sostenibles.

Referencia:

Linn Persson, Bethanie M. Carney Almroth, Christopher D. Collins, Sarah Cornell, Cynthia A. de Wit, Miriam L. Diamond, Peter Fantke, Martin Hassellöv, Matthew MacLeod, Morten W. Ryberg, Peter Søgaard Jørgensen, Patricia Villarrubia-Gómez, Zhanyun Wang, and Michael Zwicky Hauschild (2022) Outside the Safe Operating Space of the Planetary Boundary for Novel Entities. Environmental Science & Technology. Article ASAP

DOI: 10.1021/acs.est.1c04158

Nota: quizá has leído sobre “límite planetario” en relación a este artículo científico. Hay una diferencia entre límite y frontera. Simplificando la aproximación que hacen Pablo Servigne y Raphaël Stevens en “Colapsología” límite (limit) es aquello contra lo que te chocas y no puedes seguir, frontera (boundary) es algo que puedes atravesar, pasando a un territorio diferente. La contaminación por químicos sintéticos, incluidos los plásticos, no es algo que nos impida seguir, pero nos lleva a una situación nueva en la que nuestra calidad de vida y nuestra salud se van resintiendo cada vez más, llegando a comprometer los ecosistemas que soportan nuestra propia civilización.

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