Un estudio científico pone en evidencia que los residuos que flotan en la superficie del océano o se acumulan en las playas no son más que una pequeña parte de un problema mucho más complejo. Las corrientes termohalinas podrían estar controlando la distribución de microplásticos y creando puntos calientes de acumulación. Las mismas corrientes que alimentan los puntos críticos de biodiversidad. El drama está servido. En bandeja de plástico.
Sabíamos que tenemos plástico hasta en la sopa. Hemos visto las dramáticas escenas de animales marinos afectados por los residuos que tiramos al océano. Nos avisan, una y otra vez, que el plástico y sus contaminantes aumentan de manera preocupante su presencia en nuestra dieta. Sabemos que hay plásticos en las playas, flotando en los océanos y sabíamos que se está sedimentando en el fondo del mar… los efectos de la contaminación por plásticos en los ecosistemas marinos y las implicaciones para la salud humana son cada vez más preocupantes.
Hasta ahora se habían estudiado las corrientes superficiales convergentes en los giros oceánicos como responsables de la distribución global de los plásticos en la superficie del océano. En estos giros se concentran los plásticos flotantes formando las conocidas como “islas de plástico” (si bien sería más aproximado pensar en ellas como “sopas de plásticos”).
A pesar de la alarma que generan y la atención que reciben, las acumulaciones en la superficie del mar solo representan 1% del de plástico marino. La mayor parte del 99% restante termina en las profundidades del mar. Una parte importante, estimada en un 13’5%, de la contaminación por plásticos en el medio marino tiene forma de microplásticos: pequeños fragmentos (<1 mm) y fibras. Algunas provienen de partículas fabricadas con ese tamaño, pero otras se derivan de textiles sintéticos o la descomposición de desechos plásticos más grandes.
En tanto que el 80% de los plásticos en el mar llegan de tierra a dentro, podemos considerar el fondo marino como un importante vertedero global. Sin embargo, los controles físicos sobre la distribución de microplásticos y la efectividad de su secuestro una vez depositados en el fondo marino siguen siendo objeto de estudio.
Por su pequeño tamaño, los microplásticos pueden ser ingeridos por organismos de todos los niveles tróficos, lo que favorece la transferencia de sustancias tóxicas nocivas que pueden llegar hasta los seres humanos a través de la dieta. Así pues, determinar dónde se acumulan los microplásticos y su disponibilidad para incorporarse a la cadena alimentaria es fundamental en la comprensión de las amenazas sobre los ecosistemas de fondo marino de importancia mundial.
Lo que no tenemos tan claro es cómo funcionan los procesos que controlan la dispersión y concentración en las profundidades de esos residuos omnipresentes. El nuevo estudio muestra que las corrientes termohalinas, que generan grandes acumulaciones de sedimentos en el fondo marino, pueden controlar la distribución de microplásticos y crear puntos críticos con concentraciones muy altas.
En el área estudiada no se ha encontrado relación entre las concentraciones de microplásticos y la distancia desde las fuentes de plástico terrestres. Así, las muestras de la plataforma continental con más pendiente presentan algunas de las concentraciones más bajas. En cambio, los microplásticos tienen una presencia importante en un rango de de 600 a 900 metros profundidad, donde las corrientes profundas forman giros en el fondo marino. Así pues, la influencia de estas corrientes y un relieve complejo darían como resultado variaciones que justificarían la distribución de residuos de plástico.
Hasta la presentación de este trabajo científico habíamos pensado en los microplásticos arrastrados al fondo marino como sedimentación vertical de las acumulaciones superficiales, pero la distribución espacial y el destino final de los microplásticos están fuertemente condicionados por las corrientes termohalinas.
El problema es que esas mismas corrientes suministran oxígeno y nutrientes a los ecosistemas de las profundidades marinas, lo que sugiere que los puntos críticos de biodiversidad también son puntos críticos de acumulación de microplásticos. Otra nueva amenaza en ese motor de extinción de especies que es nuestro modelo de producción y consumo.
Afortunadamente sabemos cuál es la causa del problema: el consumo desaforado de plástico de usar y tirar. Y ya sabes la solución: deja de comprar botellas de plástico y bebe agua de grifo.
Referencia:
Ian A. Kane, Michael A. Clare, Elda Miramontes, Roy Wogelius, James J. Rothwell, Pierre Garreau, Florian Pohl (2020) Seafloor microplastic hotspots controlled by deep-sea circulation. Science. DOI: https://doi.org/10.1126/science.aba5899
2 respuestas a «De paraísos de biodiversidad marina a vertederos de plástico»
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