Sobre el veto a la exportación de residuos a China se está escribiendo mucho. Es un problema importante para países como España en los que el consumo se basa en productos de usar y tirar. Afortunadamente sabemos que el camino pasa por dejar de exportar basuras y cerrar ciclos de materiales.
Economía circular: recuperar los valiosos recursos que hay en los residuos para alimentar las cadenas de producción. El problema es que hay determinados flujos que son demasiado lineales, tal y como hemos aprendido estudiando la economía circular de los envases de plástico. ¿De qué magnitud es la oportunidad que ofrece el anuncio chino a nuestro país? Es difícil saberlo. Pero sí tenemos algunos datos.
En 2014 un informe de International Solid Waste Association (ISWA) advertía de que Europa exporta a China directamente o a través de Hong Kong el 87% de sus residuos de plástico, si bien la dependencia podría ser mayor ya que el resto va en parte a intermediarios que acaban llevando los materiales a China. También recoge que el 46% del plástico recogido para reciclaje en Europa se exportaba a China.
España, según las estadísticas de Naciones Unidas, envió a China 138.417.699 kilogramos de residuos de plástico en 2016. Sí 138.417 toneladas. Un poco más del 43% de los residuos de plástico que España exporta a alguna parte del mundo (318.926 toneladas). Por tipos de materiales, los residuos de plástico que enviamos a China son:
- Otros plásticos………………………….106.992.339 kg – 77,30%
- Polímeros de cloruro de vinilo…………………494 kg – 0,00%
- Polímeros de estireno………………………844.860 kg – 0,61%
- Polímeros de etileno……………………30.580.006 kg – 22,09%
Por cierto, a Hong Kong enviamos cerca de 70.000 toneladas (69.416.936 kg).
El dato que cojo de Naciones Unidas hace referencia a “Desechos, recortes y desperdicios de plástico”. No informa sobre el origen de estos materiales. ¿Podemos saber de dónde proceden? Pues difícilmente.
Cuando salen de España lo hacen en un contenedor. En muchas ocasiones en mezclas de distintos tipos de plástico que no podemos clasificar y contabilizamos en esa categoría mayoritaria “otros plásticos”. Quizá algunos sí son plásticos distintos de los recogidos en las otras tres categorías, pero para una parte importante de ese grupo hemos perdido la trazabilidad.
¿Dónde se pierde la trazabilidad? En varios puntos que analizamos más adelante. Para el caso concreto de los envases en el momento mismo de poner el producto envasado en el mercado. Después de su uso puede que acabe en un contenedor amarillo. O puede que no. Si pasa por la recogida selectiva irá a una planta de clasificación, donde se seleccionará por sus propiedades físicas, no por ser un envase. Y a partir de aquí el trabajo seguirá por tipo de materiales. Es más, si realmente hubiese trazabilidad sabríamos cuantos envases se ponen en el mercado, cuantos se recogen selectivamente, cuantos se recuperan en las plantas de clasificación, cuantos se destinan a reciclaje y cuantos acaban siendo nuevas materias primas. Pero yo no he visto datos al respecto.
Y es que a la fábrica donde el residuo se emplea como materia prima (a la que me vas a permitir llamar “reciclador”) no le importa el origen del material, le importa su pureza. Que alguien se preocupe de separar bien los materiales y entregarle solo aquel que necesita para su proceso. Si trabajo con polímeros de cloruro de vinilo me interesa que me traigas residuos de cosas fabricadas en este material.
Si tengo una instalación que es capaz de procesar restos de polímeros de etileno me pueden venir bien las botellas de PET. Y, dependiendo de cómo recupere ese plástico, otro PET que entre a mi proceso, con independencia de que tenga o no forma de botella. Seguramente acudiré al mercado a comprar toneladas de residuos de PET con la pureza que me interese, en función de lo que pueda pagar y de lo que haga con ese material en mi fábrica. Esto es importante porque al reciclador, mientras que todo esté dentro de los requisitos técnicos y legales que correspondan, no le importa la trazabilidad del residuo hasta su origen.
Vamos al paso anterior. El “recuperador”. Este es el que llena el contenedor que va a China. Y lo llena del material que le compran. Tampoco le importa demasiado la forma que tenga ese material. Es posible que como fase final de su proceso triture los residuos para poder hacer trozos de un tamaño que optimicen el transporte, dejando el menor número de huecos posible en el contenedor. Su trabajo, precisamente, es recuperar de distintos flujos de residuos ese material. En función de su capacidad, esta empresa tendrá camiones y contenedores propios instalados, por ejemplo, en fábricas, centros comerciales… de estos lugares de producción recoge residuos que lleva a su planta y separa por tipos de material para poder enviar a otros recuperadores o para vender al reciclador final que convierte los residuos en materias primas.
También es posible que tenga acuerdos con Ecoembes. Y aquí viene el lío. A nuestro “recuperador” entran plásticos de distintos orígenes. Una situación común es que le lleguen botellas de plástico:
- Que nunca han contenido producto: por ejemplo como residuos del proceso de envasado, bien porque eran botellas defectuosas, bien porque el etiquetado no ha sido correcto, bien porque el modelo deja de estar de moda…
- Botellas llenas de producto que no se ha puesto en el mercado: palets que se caen y deforman en procesos de transporte, productos que caducan y no salen a la venta, lotes que tienen algún fallo de fabricación…
- Botellas procedentes de la recogida selectiva que provienen de una “planta de clasificación” (hablo de ellas más adelante).
- Botellas de PET recogidas por sistemas distintos del contenedor amarillo.
- PET que no sea de botellas.
A nuestro recuperador lo que le importa es el PET. Si tiene una cantidad suficiente de PET que no ha contenido producto estupendo, pero tiene que completar el camión. Con las botellas llenas no hay problema, se vacían y se juntan con las otras. Lo que viene de la recogida selectiva va mezclado con otros residuos. Pero se separa y al camión. Todo es PET. Y todo junto va donde quiera que esté ubicado el “reciclador” de PET, o de polímeros de estireno, o de plásticos mezclados o de lo que sea.
Vamos a la “planta de clasificación”. Aquí es donde llega el contenedor amarillo. En España su función es procesar la basura para justificar a la Unión Europea que no tiramos a vertedero residuos que previamente no se han procesado. Así, por ejemplo, conseguimos enterrar el 80% de los residuos de envases recogidos en los contenedores de los asturianos sin que se nos caiga la cara de vergüenza. Pongo este dato porque es el que he estudiado, pero cada uno que coja los del territorio que le interese y se ponga a hacer cuentas. Y si no tiene los datos que los pida, que para eso está la legislación de acceso a la información ambiental.
La “planta de clasificación” tiene equipos que rescatan, en función de sus propiedades físicas, los materiales que hemos depositado en el contenedor amarillo. Por ejemplo, un imán consigue separar los metales férricos. Pero no les pregunta si son envases o no. Simplemente los retira del flujo de residuos porque se sienten atraídos por el imán. Esos residuos, clasificados por tipos de material se empaquetan y se envían a los “recuperadores”. Y estos procesan el paquete de materiales para preparar lo que enviarán a los verdaderos “recicladores”.
Con este escenario… ¿Podemos asegurar que “Los residuos de envases españoles nunca se han enviado a China”? No. Sí podemos lanzar un mensaje confuso para que los titulares de prensa se traduzcan en esa afirmación. Hay una parte de los residuos de envases españoles que viaja a China y a otras muchas partes del mundo.
El mensaje, que merecería un análisis sintáctico, es este “Si nos centramos en nuestro país, estos residuos sin tratar, de cuya gestión se responsabiliza Ecoembes, nunca se han enviado al mercado chino, y esto es algo que no va a cambiar.” Y, efectivamente, los residuos sin tratar no se envían al mercado chino. Ni a ninguna parte, es complicado que alguien compre residuos sin tratar que no sirven para nada más que para meterse en problemas. Lo que se manda a China, como he ido analizando más arriba, es una mezcla de materiales en la que es francamente arriesgado afirmar que no hay residuos de envases.
Tampoco podemos olvidar que Ecoembes sólo se responsabiliza de los residuos de envases que caen en el contenedor de recogida selectiva. ¿Qué pasa con todos los demás residuos de envases que se recuperan de alguna forma pero no pasan por su contabilidad? También pueden acabar en “recuperadores”.
Por último destacar que, la cadena de trazabilidad en el ejemplo del PET, para Ecoembes, termina con la “entrada a instalación de reciclado que produzca escama limpia y justificación de venta de producto en este grado de terminación o superior”. Pero no tenemos datos al respecto. ¿Qué pasa con esa escama limpia? ¿A quién y dónde se vende? ¿Qué parte se va a China en la partida “polímeros de etileno” que sí somos capaces de desagregar del total de residuos de plástico exportados a China? Sinceramente, no lo sé, pero me gustaría poder consultar datos al respecto.
7 respuestas a «¿Cuántas botellas de plástico enviamos a China?»
buenisimo como siempre
Muchas gracias Oriol.
Hola, Álvaro:
Siempre que aparece Ecoembes se arma el lío. Dan asco.
Vivo en Asturias y leer que el ochenta por ciento de los residuos de envases recogidos en nuestros contenedores han acabado enterrados es como para cabrearse muy mucho. ¿Qué tomadura de pelo es esta?
Menos mal que estoy volviendo mi vida «plastic free», siguiendo el ejemplo de Patri y Fer y tantos otros. Porque está claro que de otro modo no solo contribuyo al desastre ambiental, sino que además ayudo a que ciertas mafias ganen dinero por destrozar el planeta. Y encima fingiendo salvarlo.
Un abrazo. No me pierdo un artículo.
Gracias por tu comentario Laura. La industria del envase de usar y tirar está un poco nerviosa con dos tendencias:
– Que cada vez somos más exigentes con el reciclaje de los residuos de envases.
– Que cada vez más consumidores buscan alternativas como haces siguiendo los pasos de Patri y Fer.
Gracias por tu esfuerzo, espero poder escribir cosas más amables en el futuro y sin tener que andar siempre quejándome de Ecoembes.
Saludos,
Alberto.
Hola Alvaro,
Cuanto más profundizo en Ecoembes, más interés tengo en tus artículos críticos y clarificadores.
Es cierto que por parte de ellos, no es fácil encontrar datos fiables y que no sean los que tratan de mostrar lo eficaces y buenos que son.
Veo muchas críticas sobre su involucración en el proyecto LIBERA 1M2, voluntarios que les proporcionan su materia prima, además de retirar basura que se suponen deben gestinar valiéndose de la conciencia ecológica. No entiendo porque no pueden invertir el dinero en crear puestos de trabajo con esas campañas, en lugar de tanta publicidad.
Por cierto, hay ejemplos sobre el SDDR en España, ¿ es pronto para saber como ha funcionado en Valencia?
Gracias por tus artículos y todas las referencias que aportas.
Saludos
Yolanda
Muy buen blog Alberto! Nos sirves de inspiración y fuente de conocimiento. Se tiene que hacer más por la sostenibilidad medioambiental.
Saludos.
Nacho
Gracias por tu visita y comentario Nacho.