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Consumo sostenible

Aceite de oliva ecológico y sostenible

Uno de los proyectos de emprendimiento que más me ha llamado la atención desde que me empezase a interesar por el tema allá en 2010 es “Olivares de Altomira”. Una apuesta familiar por un producto de calidad que junta innovación, tradición, conservación y desarrollo sostenible como fórmula de un éxito que cualquiera puede disfrutar en el resultado final: un aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad, ecológico y producido de forma sostenible.

El proyecto se basa en la recuperación de los olivares que, debido al éxodo rural iniciado en las décadas de 1950 y 1970, habían ido quedando abandonados. ¿Olivares en la Alcarria conquense? Sí, en las proximidades de Segóbriga, la capital del lapis specularis, el Imperio romano dejó una de sus señas de identidad: el cultivo del olivar.

Lo primero que llama la atención de estos olivos alcarreños es que estamos ante ejemplares bajitos en comparación con los que se cultivan en otras zonas. Se trata de una variedad local, de productividad limitada, pero bien adaptada a las peculiaridades de la Sierra de Altomira. La variedad Verdeja Castellana es endémica de La Alcarria. Una materia prima con características propias que garantiza un producto final diferenciado.

La elección de esta aceituna como elemento central del modelo de negocio de Olivares de Altomira asegura su estudio y conservación. Porque el abandono progresivo estaba llevando a su desaparición por sustitución de los olivares por otros cultivos menos intensivos en mano de obra, como los cereales.

Olivares en la Sierra de Altomira

Así, la puesta en valor del olivar contribuye a la conservación de un paisaje con un mosaico variado de teselas diversas, con zonas de transición entre las estepas cerealistas y los montes de encinar, que acogen y permiten el desarrollo de distintas especies de flora y fauna que, sin el soporte del olivar, dejarían de habitar la Sierra de Altomira.

El uso de esta variedad local requiere el mantenimiento de un manejo tradicional, alineado con los criterios de producción agraria ecológica. El árbol requiere una atención y cuidados constantes por parte del agricultor que aseguran la producción de aceituna con el mínimo laboreo y sin aportes externos de fitosanitarios. En esta línea el trabajo de Olivares de Altomira ha consistido en incorporar la forma de hacer de los abuelos que mimaban sus cultivos el conocimiento y la tecnología que ayudan a mejorar las condiciones de trabajo del agricultor, siempre desde el respeto a los ciclos naturales de la planta y el ecosistema del que forma parte.

La contribución del proyecto a la sostenibilidad no está sólo en la conservación de una variedad local tradicional o mantener la fertilidad natural del suelo. Continúa en la recogida del fruto: se realiza al vuelo y con el menor daño posible al olivo. El vareo que se practica sobre variedades más frondosas no sería viable en estos árboles, ya que ocasiona una defoliación y pérdida de ramas de las que los pequeños olivos de La Alcarria no se recuperarían fácilmente.

Como recompensa a este mimo se obtiene un producto de máxima calidad, ya que las aceitunas pasan del árbol a la mano del agricultor y de allí a la almazara, sin tocar el suelo. Y allí donde se procesa la aceituna para extraer el preciado aceite sigue la apuesta por la sostenibilidad de Olivares de Altomira.

Aceituna Verdeja de Altomira

La almazara se ha instalado aprovechando la ubicación de una antigua fábrica de aceite de la que apenas se conservaban unas naves derruidas y una vieja chimenea de ladrillo. Olivares de Altomira ha limpiado y recuperado el enclave para su nueva almazara, dotada de equipos modernos con los que se realiza el proceso de extracción de aceite en condiciones óptimas.

La almazara apuesta por la autosuficiencia energética. Es más, no está conectada al sistema eléctrico. Produce su propia energía: la electricidad con paneles solares instalados sobre el techo de la nave y el calor con una caldera de biomasa en la que los huesos de las aceitunas se queman para mantener la temperatura óptima en la instalación. La instalación cuenta con un generador de gasoil de apoyo a estos sistemas para reducir la incertidumbre en una apuesta tan innovadora como un proceso industrial autosuficiente energéticamente. Si bien a largo plazo se verá la necesidad de este apoyo y la posibilidad de eliminar este último elemento de dependencia energética, de momento su papel se ha visto reducido a ese: evitar que un pico de consumo eléctrico u otro imprevisto en un momento crítico tiren por tierra toda la inversión.

La sostenibilidad también incluye la variable social, que en este proyecto encontramos en la generación de actividad económica en el mundo rural. Olivares de Altomira genera puestos de trabajo tanto en el campo como en la almazara o la distribución de su aceite. Son puestos muy especializados que requieren del conocimiento del manejo de esta variedad local de olivo o de los procesos de control de la instalación y las variables que permiten superar los exigentes criterios del aceite que obtiene.

aceite de oliva virgen extra ecológico

Y aquí llegamos a la tercera pata de la sostenibilidad: la económica. Porque mantener el manejo tradicional del olivo y financiar una almazara moderna y sostenible, así como los puestos de trabajo asociados a la actividad, requieren de ingresos económicos a medio y largo plazo. La estrategia de Olivares de Altomira es competir en calidad y llevar el aceite de la Verdeja Castellana a todos los mercados posibles.

Conseguir los distintivos de agricultura ecológica y Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Aceite de La Alcarria implica someterse a procesos estrictos de cultivo y producción, así como a controles e inspecciones periódicas. Tan severas o más que conseguir los permisos necesarios para exportar al mercado chino, donde el aceite de oliva español es muy apreciado. O conseguir un acuerdo de distribución con Amazon, aparecer en los lineales de productos selectos de cadenas como El Corte Inglés o estar en la mesa de los restaurantes y alojamientos turísticos que apuestan por un producto de calidad y sostenible.

Así, la recuperación de una variedad local y un manejo tradicional del campo son la base con la que esta familia de emprendedores ha conseguido abrir a su producto las puertas de los mercados más exigentes del mundo. Quizá los más críticos con el modelo no vean con buenos ojos que el aceite de La Alcarria se acabe vendiendo en China o Nueva York como ecológico, pero todos tenemos en nuestra mano evitar este desplazamiento: sólo hay que comprar un aceite de oliva virgen extra que se produce a poco más de 100 kilómetros de Madrid y que Amazon pone en nuestra casa desde su centro logístico que, casualmente, está ubicado entre la almazara y la capital española.

La almazara sostenible de Olivares de Altomira

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Las 3 primeras fotos salen de Olivares De Altomira Alcarria.

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