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Consumo sostenible

Ni es San Blas, ni hay fuente.

fuente de la calle Ascao

No, ya no hay fuente en la esquina de Ascao con José Arcones Gil. Ubicada en el madrileño distrito de Ciudad Lineal, la calle Ascao es el límite de un barrio que no tiene reconocimiento administrativo. En él también encontramos otros topónimos que le han dado el apodo: Río Nervión, Santurce, Portugalete… el Parque Arriaga es otro de sus límites: el que lo separa de La Elipa. Con San Blas limita por la, ahora a punto de cambiar de nombre, calle de los Hermanos García Noblejas.

La fuente queda en el recuerdo de los vecinos del Barrio Bilbao, los taxistas y camioneros que paraban a echar un trago o llenar el botijo, algunos ciclistas que aprovechábamos para refrescarnos en el trayecto y, posiblemente, en la memoria del alegre chaval que ilustra la noticia que inspira estas palabras.

Ironías del destino, la fuente con la que El País ilustra la consulta puesta en marcha por el Ayuntamiento de Madrid, ya no existe. Es uno de los muchos puntos de agua que desaparecieron del Barrio Bilbao durante el mandato de la anterior regidora. La eliminación de fuentes y bocas de riego ha ido secando progresivamente el barrio. Hace unas décadas tenía preciosos jardines en lo que hoy se han ido convirtiendo en secos basureros, a pesar del empeño de algunos vecinos por mantener algo de ilusión, así sea a costa del agua clorada que sale por el grifo de sus casas.

jardin popular

¿Por qué son importantes las fuentes en la calle?

Ciudades con una calidad de agua como la de Madrid pueden, con la disposición de puntos de uso público de agua potable, influir en la cantidad de agua embotellada en envases de un solo uso que consumen sus ciudadanos y turistas.

Si sabes que en tu paseo hay uno o varios puntos de agua potable no necesitas cargar con una cantimplora ni parar a comprar una botella o un refresco. Te acercas, abres el grifo y te mantienes hidratado. Disponer de fuentes en parques y zonas de paseo es importante para la salud de los más vulnerables: a pequeños y mayores se les olvida que tienen que beber agua.

Y si queremos que los niños salgan de sus casas, dejen las consolas y hagan algo distinto que andar cazando pokémones ¿qué mejor que unas refrescantes fuentes en los parques? ¿alguna alternativa mejor para el consuelo y una primera limpieza de las inevitables heridas en las rodillas?

Pero también hay otros usuarios de las fuentes, como los turistas o las personas que, directamente, viven en la calle o no tienen posibilidad de entrar a un bar y pagar por una bebida azucarada. Disponer de fuentes públicas en las que beber o refrescarse marca la diferencia entre una ciudad amable con las personas y otra diseñada para tarjetas de crédito. Eso sin olvidar que el agua potable es un derecho reconocido por Naciones Unidas.

Quizá el principal argumento en contra de las fuentes públicas de agua potable esté en el tejado del despilfarro de un recurso escaso, pero un buen diseño y mantenimiento minimizaría las pérdidas. ¿El coste? ¿Por qué no incluimos en la ecuación el impacto (económico, social y ambiental) de los envases de un solo uso que se emplean para transportar líquido en ausencia de puntos de agua potable? Una ciudad que apueste por el desarrollo sostenible tiene que valorar, también, el impacto del modelo de consumo que favorece con este tipo de decisiones. Y quizá con más fuentes habría menos latas y botellas de usar y tirar que recoger en la vía pública, parques y jardines.

desaparecida fuente de Ascao

¿Hay que consultar a los vecinos? ¿por qué no deciden los expertos?

La ubicación de fuentes debe responder, entre otros, a dos factores: las posibilidades técnicas y la necesidad de los usuarios. El primero es determinante: sin conexión a la red de distribución de agua potable no hay nada que hacer, por lo que es previsible que existan sitios concretos donde no sea posible o no se justifique la inversión de instalar una fuente nueva.

Superada esta limitación, el éxito de la ubicación de una fuente en una esquina u otra dependerá de los usuarios. Los expertos deciden en despachos cosas que posiblemente los usuarios no acepten sobre el terreno. Evaluados posibles conflictos de uso y una distribución más o menos equitativa, la participación ciudadana es clave para que el servicio de acceso al agua potable se ofrezca de una manera más adecuada a la a quien lo va a disfrutar.

Y, por supuesto, consultar a los vecinos es una excusa perfecta para fomentar la información pública y la participación, de construir barrios con personas implicadas en los procesos de toma de decisiones.

Toca reclamar nuestras fuentes

Ni la fotogénica fuente que inspira esta entrada ni otras retiradas o actualmente sin agua aparecen en el mapa de fuentes elaborado a partir del inventario publicado por el Ayuntamiento de Madrid. Así que aprovecho este rincón para animar a los lectores a reivindicar las fuentes de sus barrios en el formulario habilitado a tal efecto. Parece el momento adecuado para hacerlo. A ver si es verdad que el agua en Madrid vuelve a ser para los vecinos.

¿Echas de menos alguna fuente en tu barrio? ¿Cuál es su historia?

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