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Productos menos peligrosos para una industria más verde.

Uno de los principios preventivos básicos a considerar en la gestión industrial habla de eliminar los productos peligrosos o, cuando esto no sea posible, tratar de sustituirlos por otros menos peligrosos. No es una tarea fácil: cambiar un producto del que sabemos por experiencia qué resultado obtenemos siempre es un riesgo. Pero merece la pena calibrarlo y valorar si va a compensar posibles daños al medio ambiente y la salud de los trabajadores que podrían causarse por ese producto peligroso.

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La industria química lo sabe y está en ello. Un ejemplo es el fijador de rosas loctite 2400, producto enmarcado en la línea “Safety and Health” de Henkel. En esta gama, la casa alemana propone una serie de productos cuya ficha de seguridad está “limpia”, es decir, sin símbolos de peligro ni frases de riesgo o seguridad.

Para ello han estudiado a fondo la normativa aplicable tanto a sustancias y preparados peligrosos como al etiquetado y la han aplicado en su proceso productivo, consiguiendo que su línea “Safety and Health” no se considere peligrosa a efectos de aplicación del Reglamento (CE) nº 1272/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de diciembre de 2008, sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas (CLP). El objetivo de esta norma es garantizar que los trabajadores y los consumidores de la Unión Europea reciben, por medio de un sistema de clasificación y etiquetado, información clara sobre los peligros asociados con los productos químicos.

Así pues, ni tenemos pictogramas de peligrosidad sobre el envase del producto, ni frases de riesgo o peligrosidad en su ficha de datos de seguridad, que sí resulta necesaria en aplicación del Reglamento (CE) nº 1907/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y preparados químicos (REACH).

Esto no quiere decir que el producto sea ecológico o sostenible, pero sí algo importante desde el punto de vista de la seguridad e higiene en el trabajo: no contiene sustancias carcinógenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción que deban ser declaradas en función de la reglamentación vigente. Este matiz implica que estamos ante un producto químico cuya composición seguramente contiene sustancias peligrosas pero en tal cantidad que no suponen un riesgo para el uso en las condiciones previstas. Pero como advierte el fabricante en su ficha de datos de seguridad:

  • no debemos dejar que el producto entre en el sistema de alcantarillado (sección 6);
  • se deben evitar tanto el contacto con los ojos y la piel como el contacto prolongado o repetido con la piel para minimizar el riesgo de sensibilización (sección 7);
  • no se puede verter en el desagüe o las aguas superficiales ni subterráneas y, por supuesto, no es biodegradable (sección 12).

Así pues, las principales ventajas del producto residen en que:

  • No sería necesario gestionarlo como residuo peligroso, estando considerado por el fabricante como “08 04 10 Residuos de adhesivos y sellantes, distintos de los especificados en el código 08 04 09”, y
  • No hay que tomar especiales precauciones –con el coste que pudieran implicar- en su transporte ya que, según su fabricante, no es un producto peligroso a efectos de RID, ADR, ADN, IMDG, IATA-DGR.

Pero ¿por qué dices que un producto así no es ecológico?

Pues porque, a pesar del esfuerzo de reducir la presencia y concentración de sustancias peligrosas para favorecer un uso seguro, estamos ante un producto que sigue conteniendo sustancias que pueden suponer un riesgo si no se hace un uso adecuado o si acaban en la naturaleza. Así los productos ecológicos, aquellos que cumplen los criterios para poder utilizar la Ecoetiqueta Ecológica Europea, tienen muy limitada la presencia de sustancias peligrosas en su composición, reduciendo significativamente el impacto que generan al entorno durante su utilización o cuando se convierten en residuos y, por su puesto, su peligrosidad para los usuarios.

Todavía hay muchas aplicaciones industriales para las que no tenemos un posible sustituto ecológico, pero poco a poco van apareciendo opciones menos malas.

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