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Empresa responsable

Nosotros normalizábamos primero.

yowaComo consultor y profesor de cursos relacionados con el diseño e implantación de sistemas de gestión, he vivido distintas aproximaciones a la normalización, sus orígenes y su historia. De la versión meramente académica, la que aparece en los libros con referencias históricas, a la que cuentan las empresas de certificación como argumento comercial. Están separadas por un trecho curioso que en ocasiones lleva al absurdo.

Si bien podemos remontarnos en tanto como queramos para encontrar ejemplos en distintos gremios medievales o interpretar de Código de Hammurabi en términos de certificación de la calidad o seguridad y salud en el trabajo, parece existir un cierto acuerdo en que, tal y como la entendemos ahora, la normalización nace en la industria militar de la Segunda Guerra Mundial.

El caso es que las certificadoras, especialmente las que realizan algún tipo de actividad de normalización en sus países de origen, no paran de bucear en la historia buscando raíces cada vez más profundas como argumento de autoridad. Así, todas ellas encuentran motivos para justificar que llevan más tiempo en el mercado o que su actividad se basa en una forma más antigua y fiable de garantizar la conformidad de productos y servicios.

Así, una certificadora no dudará en sacar pecho de llevar el apellido del tabernero en cuyo establecimiento se reunían los distintos implicados en el comercio marítimo se reunían para hacer negocios. Otra lucirá con orgullo haber documentado procedimientos que se utilizaron durante la expansión del ferrocarril en la época colonial. Incluso habrá quien afirme ser heredero de la ancestral tradición de la construcción de embarcaciones vikingas. No me quiero imaginar hasta dónde llegaría la escalada de violencia comercial el día que empresas de origen mejicano, peruano, egipcio o chino se pongan a competir en el mercado con argumentos basados en el origen de su experiencia en certificación y normalización.

Pero, con independencia de la trazabilidad que exista entre el apellido de algún implicado en la construcción del acueducto de Segovia y el nombre de una empresa de certificación, no podemos olvidar que el reto está en que las normas implantadas y los procesos de certificación ayuden a las organizaciones a cumplir mejor sus objetivos en un mercado cada vez más competitivo.

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