Como cada año por estas fechas, vuelve a cumplirse el aniversario de la muerte de Julio Ramos y sus compañeros de retén de Cogolludo. Ha pasado tiempo desde aquel fatídico incendio de 2005 que dejó marcado el municipio de la Riba de Saelices, pero, como cada año, tenemos polémica relacionada con el caso. Cuando no son nombramientos, son sentencias en las que nadie es responsable de las muertes, los intentos de sacar rédito político o los resultados de las geniales medidas «compensatorias». El caso es que dudas quedan tantas como motivos para la polémica.
Paradojas de la vida, este 2013 uno de los responsables de la gestión de aquel incendio imparte un curso de «Gestión de emergencias por incendios forestales», destinado a «Trabajadores/as o desempleados/as con necesidad de actualización y mejora de sus competencias profesionales». Entiendo que estrellar un autobús escolar mientras se habla por el teléfono móvil (o un camión cisterna por conducir con unas copas de más), no inhabilita para ser profesor de autoescuela, del mismo modo que carecer de formación en metodología docente no es un obstáculo para dar clases, entre otros muchos, en cursos para desempleados.
Pero esto suena a broma macabra. Si no puedes crear empleo y no hay forma de maquillar las cifras del paro, toma medidas dramáticas: pon al responsable del Centro de Operaciones del incendio que costó la vida a 11 personas, durante las labores de extinción, y arrasó más de 12.000 hectáreas, a impartir un curso de emergencias por incendios forestales dirigido a desempleados, en una universidad pública. Si es posible, junto a algún tipo que se precie de ser conocedor de la importancia de las tecnologías de la información y de la necesaria colaboración entre distintos colectivos profesionales en el ámbito del medio ambiente.
Pues eso, que ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Los mismos que explotan la madera son los que consienten una pésima gestión de los residuos forestales, los que toman decisiones durante los incendios, los que forman a quienes mueren por la falta de medios adecuados para realizar su trabajo, los que elaboran informes periciales que no responsabilizan a nadie sobre su incompetencia o con los que se decide que la culpa de las muertes es de los muertos, son los que hacen las leyes y los que dilapidan dinero público para callar la boca a propios y extraños.
Es la marca España: clientelismo y servilismo nivel «jugamos con la vida de las personas»… pero si crea puestos de trabajo o disminuye listas de parados ¿bienvenido sea?
2 respuestas a «Una de desempleados, muertos e incendios forestales.»
Pues eso, nada que añadir…ellos se lo guisan ,ellos se lo comen, y nosotros nos j…..s. Es un suma y sigue y así nos va.
Así es Julián, gracias por tu comentario… y por hablar de ello en tu blog, creo que para cambiar las cosas es clave compartir inquietudes en este sentido.