En esta ocasión participé como mentor. Tarea difícil: el último día, a última hora y después del paso de pesos pesados en esto de promover negocios verdes y apoyar mentes inquietas. Se hizo lo que se pudo. Compartía sesión con Heine González, de tejeRedes, que nos ilustró sobre herramientas sociales para la puesta en marcha de proyectos a partir de la creatividad de las comunidades. Las preguntas, directas y al grano, dinamizaron la sesión, en la que salieron cosas muy interesantes.
Una de las preguntas más interesantes se refería a si podríamos avanzar en la sostenibilidad vendiendo más. La reflexión nos llevó inevitablemente, a la necesidad de evaluar qué queremos vender y si ese producto o servicio contribuye o no a la sostenibilidad: un sistema físico finito no puede mantener un crecimiento económico infinito.
Otra de las preguntas nos llevó a mi última entrada en este blog, lo que, unido a otra sobre si se gana dinero blogueando, me permitió hacer una reflexión en voz alta sobre lo que supone para mí este medio de expresión y el papel que juega en mi compromiso, personal y profesional con el medio ambiente. También presenté ligeramente ambientologosfera y raeeutilizarte.
Pero con lo que me quedo de la sesión, que derivó (seguramente por mi falta de un planteamiento inicial más concreto) en una especie de terapia de grupo, es con la pasta de la que está hecha el eco emprendedor. Al menos los que estaban en la sala, reflejan un compromiso social y ambiental difícil de encontrar en la fiebre del oro que parece habernos dado con esto del empredimiento (emprendizaje ni siquiera aparece en la RAE). Es una cualidad diferencial que puede ayudar a crear el tejido necesario para abandonar la cultura del pelotazo y el modelo de crecimiento en burbujas que nos han llevado a la situación que vivimos: un escenario en el que el poder político y económico nos está forzando a movernos hacia formas de subsistencia y organización que nunca antes nos hubiésemos planteado.
El reto está en contagiar esa capacidad de desarrollar actividad profesional integrando iguales y respetando el entorno que nos sustenta. El modelo de negocio imperante sigue siendo ajeno a la situación de crisis ambiental, económica y social, pero tiene mucha más capacidad de deslumbrar a inversores y clientes que el proyecto anclado en la sostenibilidad.
Por supuesto que no vamos a avanzar en la sostenibilidad vendiendo más. Pero sí podemos conseguir desarrollar actividades económicas de un modo mucho más sostenible. Y tenemos que hacerlo: a título individual para poder subsistir y de modo colectivo para salir de la crisis.
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El vídeo que ilustra esta entrada es una recomendación de @javierbenitop
2 respuestas a «¿Alcanzaremos la sostenibilidad vendiendo más? #IncubaecoMadrid»
Difícil cuestión, últimamente mis reflexiones me han llevado a concluir que si hay que vender más y a la par ser sostenible esto pasa por centrarse más en servicios que en productos físicos que inevitablemente tienen un impacto ambiental, mayor o menor según el caso. El mayor valor debería centrarse en el servicio para obtener la mayor rentabilidad con el mínimo coste ambiental.
Gracias por tu comentario Gloria,
Efectivamente, la cosa no es sencilla. Para poder subsistir, en el sistema que vivimos, es clave generar ingresos con la venta de productos o servicios. Si no vendes no comes… Y la económica, junto a la ecológica y la social, es una de las tres patas claves de la sostenibilidad. La cuestión puede estar en cuanto vender y para qué venderlo.
Me gusta tu idea de centrarse en la mayor rentabilidad con el mínimo coste ambiental.