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El rancio discurso de la profesión colegiada.

Que todo el mundo se quiere apuntar al carro de los empleos verdes y las redes sociales no es nada nuevo. Lo que sorprende, a estas alturas de la película, es el discurso que gastan algunos que viven a la sombra de rancias estructuras de poder, ancladas en cimientos que ya no existen y, por lo tanto, que se desmoronan sin solución de continuidad:

«Nuestra profesión tiene numerosas oportunidades en los denominados empleos verdes, perfiles emergentes para un mundo nuevo y una sociedad más sostenible, donde otras profesiones quieren ocupar el nicho de una forma artificial, formando verdaderos lobbies en las redes sociales y queriendo aislar a profesionales como vosotros”, manifestó. “Ahí está ahora la gran pelea en la que todos debemos estar unidos”

Como no podía ser de otra manera, ustedes me perdonen, estas palabras son de un ingeniero de la vieja escuela. Ningún problema, salvo que el personaje en cuestión es el Ilmo. Sr. D. José Vicente López Álvarez, director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes. Y no lo dice subido a la silla de un bar, lo dice en la entrega de los diplomas de los últimos titulados de la institución que dirige.

Después de algo más de una década luchando por hacerme un hueco en el mercado laboral, en eso de los empleos verdes, estas declaraciones no me dejan indiferente y me llevan a unas reflexiones:Navalcarnero es así

  • ¿Se olvida este señor que los lobbies más importantes del país son los colegios profesionales? Participan en la elaboración de las leyes, intentan imponer sus peritos a la justicia, influyen en el funcionamiento de la Administración… (la de años que nos ha costado enseñar al sector que los estudios de impacto ambiental los puede firmar cualquier persona mayor de 18 años, no requieren visado y se presentan a través de registro…).
  • Dado que en medio ambiente no hay competencias profesionales exclusivas, no es el título lo que hace al profesional competente. Al menos en mi ámbito de actividad, hace más de una década que se acabó el tiempo de aislar colectivos en función de su titulación, no es una tendencia nueva.
  • También hace tiempo que se acabó la defensa de «la profesión» basada en el visado de documentos que, por otra parte, no garantiza más que la afiliación del firmante del documento al organismo que lo visa.
  • Si hablamos de «empleos verdes» no hablamos del nicho de los diplomados de la Escuela de Montes, hablamos de algo bastante más amplio, que no puede acaparar ninguna titulación y tiene espacio para profesionales de perfiles muy diversos.
  • Quizá en las profesiones emergentes encajen mejor titulados en programas de formación diseñados esa nueva realidad creada, en gran medida, por la gestión derivada de otras aproximaciones previas.
  • Los nichos no se ocupan de forma artificial: es la sucesión ecológica la que va conformando ecosistemas donde distintas especies interaccionan.
  • Las redes sociales son parte de la realidad actual, pero si nos empeñamos en seguir captando alumnos a la sombra de la Universidad Politécnica de Madrid, a base de copiar programas de otras instituciones… perdón, sí, estoy hablando de esa cátedra que sobrevive de la mano de ecoembes caca.

Lo dicho. Hoy en día el profesional que se aísla es porque quiere. El que entiende que la obtención de un título le da acceso a algún selecto club no ha aprendido nada. Y los directores de escuela que esgrimen el rancio abolengo como argumento para conseguir unas prácticas en empresa a sus alumnos debería hacernos un favor a todos y jubilarse más pronto que tarde.

2 respuestas a «El rancio discurso de la profesión colegiada.»

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