Resulta muy curioso leer un estudio en el que Madrid figura como la ciudad más sostenible de España, por encima de Vitoria-Gasteiz. Especialmente en el año que esta última celebra su capitalidad verde europea. Quizá ese sea el truco, inventarse una metodología que permita conseguir un resultado interesado, pero increíble.
Tan increíble que la blogsfera ambiental está intentando dar explicación al resultado. Por ejemplo, concienciaeco responde a la pregunta ¿por qué Madrid es la ciudad más sostenible de España según Siemens? analizando los elementos clave que definirían «sostenibilidad» a la vista del estudio. Porque está claro que si Madrid es la ciudad española más sostenible, Txema es astronauta. Por cierto, en el blog de Txema, Paula comenta ideas importantes. Y si entramos en el plano político los titulares son de este calibre:
Equo tilda de «burla» que Madrid sea premiada por su sostenibilidad y critica la «drástica» reducción de basuras
Quizá para entender el resultado del estudio hay que empezar por el principio, así que vamos a ello:
- El origen de los datos: ¿cómo se pueden utilizar datos procedentes de distintas fuentes para establecer comparaciones sobre un mismo aspecto? ¿se imaginan comparar la profesionalidad de un grupo de personas utilizando para ello la opinión de la abuela de uno, la de la madre de otro, la de los compañeros de trabajo en caso del cuarto y, para el resto, de sus antiguos jefes? Pues eso, mezclando peras con manzanas y naranjas… macedonia. De todos es sabido que las metodologías para validación y enjuague de datos ambientales cambian mucho de unas fuentes de información a otras. Así pues, o se coge el dato para todos los elementos a comparar del mismo origen, o se abstiene uno de utilizar ese parámetro como criterio de comparación.
- Datos ¿públicos? El estudio dice que se emplean datos públicos, pero no deja de hacer referencia que, en algunos casos, se han actualizado por los interesados ¿en qué quedamos? O se utilizan datos públicos y publicados, disponibles para la consulta de cualquiera que quiera contrastar la información del estudio o no. El término medio es favorecer, en la comparación, a quien tenga menos escrúpulos o un interés especial en salir bien en la foto.
- Metodología: estaría bien poder valorarla, porque el estudio no da mucha información al respecto. Apenas una tabla con una descripción de indicadores que no se definen y sobre los que no sabemos cómo se han calculado. Supongo que es una cuestión de celo profesional: una metodología de análisis que podría ayudarnos a justificar que Roma, Lima o Pekín son ciudades sostenibles debe guardarse bajo llave. Cuando el resultado no es coherente toca revisar la metodología y repetir el estudio. Por cierto ¿por qué no se utiliza alguna metodología previa en lugar de inventar una para conseguir disfrazar la incompetencia ambiental de la alcaldesa de la capital del reino? (lo siento, se me ha escapado) ¿Qué fue de la huella ecológica para divulgar sobre la sostenibilidad? ¿Ya no mola?
- Las definiciones, no sólo de los indicadores ¿qué entienden los autores del estudio por sostenibilidad? Porque no me parece que estemos profundizando mucho en variables relacionadas con la componente social del desarrollo sostenible, conservación del entorno natural, impacto en el entorno…
- Ponderación de indicadores: de lo poco que sabemos sobre el índice de sostenibilidad presentado en el estudio de marras es que ponderan indicadores sin justificar el criterio elegido para dar peso a cada uno de ellos. Es más, se habla de una «normalización». ¿Todos los indicadores tienen el mismo peso en la sostenibilidad de una ciudad? Para los autores del estudio no parece tener relevancia, por ejemplo, si el aspecto evaluado está o no dentro de la capacidad de actuación de la Administración local.
- ¿Políticas? ¿Qué políticas? Como apunta Paula en el comentario a la entrada de Txema, no se nos detalla el contenido o el cumplimiento de las políticas que, supuestamente, se evalúan en el estudio ¿el abusivo precio del transporte público en Madrid es algo a considerar positivamente? ¿Pesa más la ocupación del espacio del peatón por las aceras bici que las afecciones a la salud y a la vegetación de las emisiones de los motores de combustión?
- La verificación: el sello de una empresa de renombre pesa mucho. Especialmente cuando verifica el cumplimiento de un estándar. En cualquier caso, no estaría de más recordar que aquí no se verifica el resultado del estudio o su valor ambiental, tan sólo que se aplica una metodología que sirve para elaborar un informe. Con independencia del contenido de ese informe. En cualquier caso me encantaría ver el informe con los hallazgos y áreas de mejora.
- Los subíndices. No es CO2, es CO2 En una publicación que pretende ser divulgativa, un poco de rigor, al menos, con las fórmulas de los gases no está de más.
- Referentes: no quería hacer sangre ni chistes fáciles, pero no puedo resistirme al hecho de que la alcaldesa de Madrid no tiene referentes en lo que a modelos de sostenibilidad a seguir se refiere (pregunta 6, no se torturen leyendo toda la entrevista).
En definitiva: Siemens nos regala un caso de libro para ejemplificar malas prácticas en lo que se refiere a la elaboración de indicadores ambientales e información sobre medio ambiente urbano. Eso siempre es de agradecer, a ver cómo lo acoplamos en la próxima edición del curso de Agenda 21 y Herramientas de Sostenibilidad Local. Este estudio y las críticas que están recibiendo son un claro ejemplo de que el soporte para las campañas de publicidad verde tiene que ser medianamente sólido. Por muy buena que sea la publicidad viral, detrás tiene que haber algo que merezca la pena.
Respondiendo a la pregunta con la que titulaba esta entrada, efectivamente, Vitoria es más sostenible que Madrid, por mucho que queramos hacerle la rosca a la alcaldesa. Si alguien quiere conocer los méritos que llevaron a Vitoria a conseguir el premio de la Capital Verde Europea no dejen de echar un vistazo al reportaje de El Escarabajo Verde.
10 respuestas a «¿Es Madrid más sostenible que Vitoria?»
Estupendo análisis Alberto. Eso es una crítica bien construida
Gracias por tu visita y comentario Victor.
Muy buen análisis, veo que te lo has leído al detalle 🙂
A mi también me encantaría poder ver el informe de KPMG con los hallazgos y áreas de mejora, seguro que daba para otro post.
Gracias por tu visita y comentario Paula.
Seguro que con el informe de auditoría tendríamos para otro rato. No digo que sea el caso, pero hay más de un certificado que, a la vista de las áreas de mejora, no debería haberse emitido. Ya hablaremos algún día del negocio de la certificación…
[…] de responsabilidades y la ineficiencia? La triple cuenta de resultados cojea, pero no pasa nada: seguiremos patrocinando publicaciones para rellenar lo hueca que estamos dejando la palabra sostenib…. Be Sociable, Share! Tweet Publicado por Alberto Vizcaíno López Etiquetado con: […]
[…] ¿Es Madrid más sostenible que Vitoria? […]
[…] que un gestor de la imagen corporativa me reproche que cuando critico la campaña de su empresa estoy perjudicando su trabajo. Pero resulta que esa estrategia deja fuera de juego a los […]
[…] un artículo que recoge las dudas que plantea a diversos expertos aquel estudio donde leímos que Madrid es la ciudad más sostenible de España. Para celebrarlo, según cuenta Manu Fernández en su blog, la empresa que patrocinaba el estudio […]
[…] todavía resuenan los ecos del estudio que decía que Madrid es la ciudad española más sostenible, esta sema se ha concedido a Rivas Vaciamadrid el honor de ser la ciudad española más sostenible, […]
[…] Creo que el libro llena el hueco que han dejado vacío las publicaciones que venían editando, en época de vacas gordas, distintas instituciones públicas con competencias en las materias que aborda el libro. Ideal para complementar acciones de sensibilización ambiental, tanto por su visión global e integradora, como por un lenguaje claro dirigido al consumidor medio. Y con la ventaja de la independencia, que permite al autor aclarar conceptos que, según el criterio del político de turno, venían siendo tabú en las ediciones institucionales. Y, eso sí, sin la perversión comercial de las publicaciones patrocinadas. […]