Se acerca el triste aniversario del accidente nuclear en Fukushima y, seguramente, el próximo 11 de marzo la prensa se llenará de artículos sobre el suceso. Pero lo cierto es que no le dedicamos la atención que merece. Especialmente en un país como España, donde el sol podría proporcionar toda la energía eléctrica que se necesita y donde las instalaciones nucleares causan tanto rechazo social que ni la promesa de empleo consigue callar las protestas populares. Hay muchas dudas sin aclarar y poca información, por eso dedico esta entrada a recopilar algo de información sobre el accidente de Fukushima y sus consecuencias:
- El riesgo y las consecuencias de un accidente como el de Fukushima son globales: las corrientes marinas de radioisótopos con periodos de semidesintegración de decenas o centenares de años y la actuación de las corrientes marinas han causado, desde el inicio de estos vertidos, la dispersión de la contaminación radiactiva por todo el Océano Pacífico. Al objeto de frenar esta fuga de radioisótopos, un año después, Tepco, la empresa propietaria de la central, empezará a cubrir de cemento el lecho marino.
- Los radioisótopos son bioacumulables. Pasan a la cadena trófica y llegan a la alimentación humana. Sigue siendo una de las principales tragedias del accidente de Chernóbil: «un cuarto de siglo después de la catástrofe el cesio sigue contaminando el ambiente, los acuíferos y los alimentos que allí crecen; y que el impacto psicológico y económico entre las más de 300.000 personas que fueron obligadas a abandonar sus casas permanece en forma de desajustes emocionales, miedos, ansiedad, una mala dieta y pobreza».
- El sensacionalismo no va a evitar que la radiactividad nos afecte. Desde el principio de la crisis nuclear de Fukushima, la prensa recoge el testimonio de los (fundamentalmente ancianos) que decidieron quedarse en la zona afectada por el accidente. Pero ¿podrán documentar los casos de afectados por comer atún contaminado con cesio o estroncio radiactivo? Efectivamente, existen controles sanitarios para mantener bajo el riesgo de afección a la saludo, pero nadie puede garantizar que la pieza de carne, pescado o fruta que te llevas a la boca no está afectada por contaminación.
- No ocupa titulares en la prensa pero la radiactividad sigue siendo alta en Japón, en particular, los niveles en Tokyo podrían ser bastante altos, y podría haber sido mucho peor.
- A pesar de que se plantea como la solución menos mala en relación al cambio climático, la energía nuclear no es una solución sostenible: mientras no sepamos qué hacer con los residuos nucleares y nos dediquemos a almacenarlos, estamos trasladando el problema a las generaciones siguientes.
¿Podía ocurrir otro accidente similar al de Fukushima? La respuesta es sí, por varios motivos, destacando dos:
- Teniendo en cuenta que el accidente se debió a un problemas en el sistema de refrigeración, cualquier central donde pueda fallar el sistema de enfriamiento de los reactores puede sufrir un accidente similar. Garoña es firme candidato a este tipo de fallos, especialmente en años de sequía como el que vivimos. Según las denuncias, esta instalación no es capaz de refrigerar adecuadamente y calienta el agua del Embalse del Sobrón que utiliza en su proceso de refrigeración. La ampliación de la vida útil de esta central es la compra de papeletas para la rifa.
- Se siguen construyendo centrales nucleares inseguras. A pesar de los avances para garantizar la seguridad, (que podamos saber) en China se siguen instalando centrales nucleares basadas en tecnología obsoleta.
Lo más grave de todo esto es que podríamos reducir el riesgo abandonando el uso de las fuentes nucleares con medidas de eficiencia energética, utilización de fuentes renovables y con un sistema inteligente de distribución de energía. ¿Hablamos de ello?
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Una respuesta a «Deberíamos hablar más de Fukushima.»
[…] un par de días para el aniversario de la catástrofe de Fukushima, en España apenas se habla del accidente nuclear más grave de la historia. La información no fluye y los medios de comunicación suelen dedicar sus páginas a los […]