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¿Votaría a EQUO este #20N?

Hace unas semanas participaba en una mesa de debate sobre el programa electoral de economía verde de EQUO. Conocimos de primera mano propuestas relacionadas con el cambio de modelo energético, la importancia del empleo relacionado con sectores ambientales y el compromiso del partido EQUO ante la triple crisis económica, social y ambiental que vivimos en nuestros días. La ocasión me permitió trasladar mi visión crítica con las políticas de empleos verdes que vienen presentándose, de un tiempo a esta parte, como la panacea contra la creciente destrucción de empleo.

Como el de cualquier otro partido, el programa de EQUO tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Pero he de reconocer que para una persona dedicada, en lo profesional y lo personal, a la sostenibilidad tiene bastantes atractivos. Sí, a pesar de ser un programa bien documentado, incurre en algunos planteamientos cuestionables desde el punto de vista científico, pero, al menos, incluye y aclara la postura del partido en esos aspectos delicados en relación a la sostenibilidad de nuestro modelo de desarrollo.

Ni milito, ni he sido criado en la simpatía hacia ningún partido político, por lo que cada vez que se aproxima una cita electoral tengo que decidir mi voto. Una tarea nada fácil en un entorno que se empeña en presentar cualquier proceso de elección de representantes como una final deportiva: pero las elecciones no son la final de la champions. En tiempos de crisis las mayorías absolutas se nos presentan como la solución, pero en la medida en que delegamos nuestras decisiones políticas en dos únicos partidos estamos debilitando nuestro sistema democrático. Las elecciones no se ganan o se pierden, se trata de conseguir representación en las instituciones, voz y voto, para distintas opciones políticas. Cuanto más se diversifique esa representación, más debate real y más posibilidad de conseguir soluciones y decisiones ajustadas al interés general. Los grandes partidos responden a grandes intereses, pero hace tiempo que se olvidaron de las inquietudes particulares de los ciudadanos.

Todavía no se qué partido votaré el próximo 20-N. Pero tengo claro que hay una gran variedad de opciones disponibles. No se si entre ellas encontraré alguna que me ilusione y motive, pero considero clave diversificar el poder, ampliar el número de voces que se escuchan en las instituciones. Que hacen falta propuestas nuevas que se justifiquen más allá de intereses partidistas heredados de compromisos políticos adquiridos en el pasado. Tal vez sea EQUO, tal vez sea otro partido nuevo o minoritario, pero si queremos cambiar las cosas toca votar diferente. El caso es que hay que votar.

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