Regalitos navideños.

En estas fechas de consumismo desenfrenado no está mal consultar las listas de los peores regalos navideños. Tampoco estaría de más mirarle la etiqueta ecológica a lo que compramos. O a lo que comemos. Estaba a punto de sentarse a escribir la carta a los Reyes Magos y no he podido dejar de fijarme en la de Julen. También he copiado un poco de la que escribe Emilio.

Se que no he sido muy bueno este año. Tal vez no lo suficiente como para recibir un premio. No es disculpa y está muy feo señalar, pero… otros tampoco han sido muy buenos y por eso todos vamos a tener carbón. No pierdo la esperanza, el gordo barrigón ha hecho caso a otros: aunque también son bastante malos les ha traído el juguete que llevan años pidiendo.

En cuanto a los aguinaldos, algunos juegan con ventaja y otros que directamente hacen trampas para que les salgan las cuentas. No tengo ningún problema en que alguno se lo gaste en cochecitos, pero hay otros mucho más necesitados. No hubiese estado mal utilizar las propinas para reenfocar el asunto. Eso sin contar con los abusones que se comen todo el turrón y dejan al resto sin un triste caramelo que llevarse a la boca.

Con tanto ruido casi me olvido de que tengo el globo pinchado. Y ese sí que no lo puedo cambiar por uno nuevo, ni pedir dos o tres. Igual más reconocimiento para los niños menos malos viene bien. Desde luego, yo les ayudaría en lo que buenamente pudiera: este globo me gusta y quiero conservarlo en buen estado para que otros también puedan disfrutarlo.

Aquí lo dejo, si me acuerdo luego paso la carta a limpio y la envío… en cualquier caso, aquí queda la declaración de intenciones.