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Gestión de residuos

De madrileños, políticos y residuos

Después de leer noticias contradictorias me surge la duda ¿reciclan bien los madrileños?

Según la responsable municipal, parece que no reciclamos mucho:

«Preguntada por la conciencia medioambiental de los madrileños, Botella afirmó que «no reciclan mucho», aunque matizó que lo de reciclar y separar es un tema «relativamente reciente», por lo que es «difícil» cambiar la mentalidad de los ciudadanos, especialmente la de los de más edad. Asimismo, defendió la medidas «coercitivas» para conseguir concienciar a la población y lo comparó con las multas de tráfico, «que antes no existían y que han conseguido cambiar los usos y las costumbres».»

En la Administración autonómica, la opinión parece distinta:

«El Ejecutivo regional trabaja para complementar inversiones en infraestructuras y servicios con labores de promoción y sensibilización de los agentes sociales. Esto permite aumentar año tras año las cifras de recuperación y reciclaje, que en la actualidad alcanza el 80% de los ciudadanos madrileños separando para su reciclaje alguno de los residuos que genera. Este dato sitúa a la Comunidad de Madrid a la cabeza frente al resto de las regiones españolas.»

Desde la distancia de vivir una realidad más cercana a los alumnos de un colegio del distrito galardonados en el concurso regional “Nosotros Reciclamos”, que a los discursos matizados, me planteo tres reflexiones sobre lo mucho o lo poco que separamos los madrileños nuestros residuos para que sean reciclados:

Realidad estadística:

Para hacer afirmaciones tales como «no reciclan mucho» habría que ir a los datos. La estadística es esa herramienta para elaborar mentiras que nos ayuden a justificar cualquier cosa. Una mentira repetida hasta la saciedad es la tasa de generación de residuos. Según la fuente y el año encontraremos que los madrileños generan entre 1’5 y 2 kilogramos de basura por habitante y día. ¿Se les ha ocurrido pesar las bolsas que sacan cada mañana a los contenedores? Prueben y me cuentan.

Resulta que ni sumando el despiece de los vehículos que utilicen a lo largo de su vida y la parte proporcional de la deconstrucción de los edificios que habiten conseguirán acercarse a ese dato. 1’7 kilos habitante y día es el peso de todos los residuos que se generan en una ciudad divididos entre la población que la habita. Esta cifra oculta que dos tercios de ese peso se generan por actividades económicas.

Suponiendo que pudiésemos analizar separadamente el tercio producido por los ciudadanos en sus hogares, podríamos empezar a hablar de si las personas participan o no adecuadamente en la recogida selectiva domiciliaria.

Si en Madrid no se recicla mucho, podemos echarles la culpa a los ciudadanos, freírlos a impuestos y amenazarlos con medidas coercitivas o podemos buscar las causas del problema. Lo primero es más fácil. Lo segundo implicaría estudiar si los residuos que se generan en actividades económicas pueden asimilarse, por cantidad y origen, a los domésticos y si requieren de medidas especiales que eviten su depósito basado en el criterio del contenedor más próximo.

Dotación de contenedores:

Uno de los elementos clave a la hora de participar en la recogida selectiva, en la que se fundamenta nuestro sistema de reciclaje, es la dotación de distintos contenedores para diferentes tipos de residuos. Sin entrar en el detalle de la distribución de contenedores y fracciones de residuos, que dará para otras entradas, vamos al bulto.

Podríamos consultar los manuales, pero, sin necesidad de acudir a la aburrida literatura, cualquiera comprobará fácilmente que la cantidad de envases, en volumen, es similar o superior a la fracción orgánica de los residuos generados en un domicilio. Al menos en los hogares de mi entorno socioeconómico, la «bolsa de envases» ocupa lo mismo o más que el resto de la basura que se genera. ¿Por qué cuando salgo a la calle hay un contenedor amarillo por cada tres contenedores «de resto»?

Nótese que no estoy hablando de vidrio, papel y cartón, ni otros residuos tales como electrodomésticos, ropa usada… Sólo en lo más básico (lo que lleva funcionando desde las «relativamente recientes» fechas de finales del siglo pasado) la dotación de contenedores no se corresponde con la realidad de la producción de residuos, a pesar de ser una cuestión evidente y que no requiere de un estudio de detalle para ser constatada. ¿Qué criterio utiliza el Ayuntamiento para distribuir los contenedores destinados a la pre-recogida residuos?

Prioridades de gestión:

Tema espinoso. Llegando a esta altura de la película uno se plantea ¿cual es el criterio que se sigue en la gestión de residuos?

Mientras que las instalaciones de gestión de residuos, construidas en base al interés general y financiadas con dinero público, están diseñadas para separar el flujo de residuos que reciben por tipo de materiales en función de sus propiedades físicas, las instituciones se empeñan en desinformarnos sobre lo que se debe destinar a este tipo de planta, explotada por organizaciones privadas. ¿Qué peso específico tiene el lobby de los productores de envases en la toma de decisiones en materia de gestión de residuos? ¿Qué importancia se da a los criterios técnicos, ecológicos o de maximización del beneficio global e interés general?

La cuestión no es nada inocente. Desde la Unión Europea la nueva directiva marco establece la recogida selectiva por tipo de materiales, con consideraciones específicas para la fracción orgánica, mientras que la autoridad local se empeña en priorizar sobre la fracción de envases ligeros. El esfuerzo invertido en deformar mentes es loable, pero no se hasta que punto es eficiente destinar nuestros recursos limitados a pagar a famosos personajes del fúlbol y de la música para que nos digan que si el envase lleva no se qué distintivo va a tal contenedor y si no te lo comes con patatas. Tal vez una política lógica y racional ayudará a los ciudadanos a mejorar sus tasas de separación y favorecería un mayor reciclaje. La cuestión es que entonces no tendría sentido la vía «coercitiva».

NOTA: Soy consciente de que esta entrada ganaría mucho con más enlaces, pero si abundase la información adecuada para analizar la realidad de la gestión de residuos, en vez de escribir esta queja amarga, estaría dando palmaditas y tirando flores a los responsables de la gestión de residuos, ustedes me perdonen.

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